lunes, 30 de marzo de 2009

Burocracia estatal impide que su agonía termine

Burocracia estatal impide que su agonía termine

Pepelucho, maltratado previamente en un circo, sufre de males irreversibles

Por Raúl Mayo Filio

Nació bajo la luz del sol creyendo que sería, en efecto, el rey de la selva. Pero un mal día tropezó con el ser humano y su vida cambió. Los únicos momentos tiernos en su vida los gozó cuando aún estaba al lado de su madre. Poco tiempo después fue encerrado y obligado —con una violencia difícil de entender— a ser el atractivo principal de un circo. Cuando los dueños se cansaron de mantenerlo, lo regalaron al Zoológico Municipal de Huancayo, donde hoy vive su drama.

Los ojos de Pepelucho —así lo llamaron— ya no tienen el brillo de antes y sus rugidos son ahora bramidos de dolor. Desde hace dos años permanece postrado en su jaula luego de sufrir un daño irreversible en la médula espinal, que ha terminado por paralizar sus patas posteriores; esto le hace perder el control de su vejiga y sus intestinos. A la altura del último disco de la vértebra tiene, además, una herida abierta que no cicatriza y que le genera un agudo dolor, lo mismo en la cola, donde tiene también una avanzada infección.

Estas heridas fueron provocadas en el circo, donde un domador malgeniado lo golpeaba para enseñarle a realizar piruetas para las que no estaba preparado.

Gianmarco Rojas, veterinario del zoológico de Huachipa (Lima), sostiene que la única salida para Pepelucho es la eutanasia. “Es la forma más racional de dar fin a sus intensos dolores”, explica.

Boris Ayala Peña, un colega suyo que reside en Huancayo, asegura que la lesión que tiene el león resulta muy dolorosa y que el cuadro es irreversible, por lo que el animal viene siendo sometido a un tratamiento con analgésicos para disminuir el dolor, y con antibióticos para intentar controlar la infección. “Lo más recomendable es la eutanasia”, coincide Ayala.

“La condición del animal es estable, pero apenas se puede desplazar y su estado es deplorable para ser exhibido en un lugar donde concurren niños que son muy sensibles a situaciones como estas”, agrega.

Sin embargo, las autoridades de la Municipalidad Provincial de Huancayo aducen que primero se debe seguir un trámite administrativo —no se sabe cuánto duraría—, lo que ha despertado la indignación generalizada. La noche del viernes se realizó una vigilia en el frontis de la Catedral huancaína, donde un numeroso grupo de ciudadanos, en su mayoría jóvenes de la organización Amigos de los Animales, exigió acabar con el sufrimiento del pobre animal.

Anteriormente, la municipalidad solicitó al Inrena la autorización para sacrificarlo, remitiendo para ello el informe de los veterinarios del zoológico de Huachipa, donde recomiendan practicarle la eutanasia. Sin embargo, Víctor Villa Mariño, ingeniero del área técnica de esta entidad, indicó que se trata de un caso muy atípico, por lo que el informe que efectuaron los especialistas fue remitido a la alta dirección de Lima para que dé la autorización respectiva. Ya han transcurrido dos meses y hasta hoy no hay respuesta.

Javier Yauri Salomé, el alcalde encargado, lamentó la lentitud de los trámites, pero dijo “Son necesarios, porque se trata de una especie protegida por el Estado, y por ello se debe solicitar la autorización a los entes estatales antes de proceder”.

No solo son los dolores, entonces, los que alargan la agonía de Pepelucho, sino también la burocracia.


elcomercio.com.pe, 29 de Marzo del 2009

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