El origen del Día de la Madre
La mayoría de nosotros recordamos, desde que tenemos uso de razón, celebrar el Día de la Madre el segundo domingo de mayo. Sin embargo, ni esta celebración ha sido siempre este día, ni es igual en todos los países, ni siempre ha tenido el mismo sentido.
De hecho, los orígenes de esta efemérides se encuentran en la Antigüedad, de la mano de un componente simbólico y mitológico que comienza en Egipto, donde se rendía homenaje a la diosa Isis, nombrada como la «Gran diosa madre», «Fuerza fecundadora de la naturaleza» o, entre otros, «Diosa de la maternidad y del nacimiento». En torno a ella la mitología cuenta cómo, tras la muerte de su hermano y marido, despedazado tras su asesinato, encontró todas las partes de su cuerpo y, tras hacerlo, quedó impregnada de él y fecundó a su hijo Horus.
De ahí que se le rindiera homenaje, tal y como se hacía también con el mismo sentido en Roma y Asia Menor con la Diosa Cibeles o en Grecia con la Diosa Rea.
En Europa, el primer antecedente lo encontramos ya en el siglo XVII y con una vertiente más humana y semejante a la actual aunque, en un principio, la fecha señalada, que era el cuarto domingo de Cuaresma, se empleaba para honrar con flores y otras ofrendas la Iglesia en la que cada uno había sido bautizado –la «Iglesia Madre». Más tarde, con la aprobación de un decreto en el año 1600 este día adquirió otro significado.
Fue entonces cuando se permitió a los siervos volver a sus hogares ese día de Cuaresma y que se celebrara de un modo más semejante al actual el Día de la maternidad. Así, las clases trabajadoras tenían ese domingo para reunirse con sus familias y celebrar colectivamente esta fecha.
El origen actual
Si bien es cierto que este es el origen de la celebración actual, cabe destacar que a partir de aquí va modificándose según el país. Así, si miramos hacia Estados Unidos, aunque algunos colonos ingleses trataron de mantener viva la tradición, las condiciones en las que trabajaban en este país hicieron que, en muchos casos, ocultaran sus costumbres de cara a evitar problemas. Pero no por ello esta celebración cayó en el olvido.
Fue en 1870 cuando, en Boston, Julia Ward Howe –autora, por cierto, del «Himno de la República»- organizó una gran manifestación pacífica y una celebración religiosa en la que invitó a todas las madres de familia que resultaron víctimas de la guerra tras perder a sus hijos en ella. Esto fue un dos de junio y, aunque tuvo su éxito, terminó por no convertirse en una costumbre, algo que cambió con Anna Reeves Jarvis.
Jarvis, ama de casa, comienza en el año 1908 una campaña a nivel nacional para que se instaure ese día de forma oficial. Como origen de su demanda está la muerte de su madre, hecho que marcó su vida y por el que, tomando como base la demanda de Howe, empieza a escribir a personalidades intelectuales influyentes de la época para que apoyaran su petición y lo instauraran en el aniversario de la muerte de su madre, el segundo domingo de mayo.
Su iniciativa no fue en vano y en 1910 ya se celebra en casi todo Estados Unidos y, en 1914 el presidente Wilson convierte el Día de la Madre en una celebración oficial. Con lo que Jarvis no contaba, y contra ello luchó, fue con el carácter comercial que fue adquiriendo el día.
Lo que sí logró fue dotar al mundo de una celebración que hoy en día se festeja en cerca de 70 países. Entonces, unos 40 adoptaron la fecha en el mes de mayo, aunque cada uno la organizó a su manera.
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