Cuatro celebraciones deportivas que salieron particularmente caras
La celebración de Cristiano Ronaldo luego del gol con el que el Real Madrid empató momentáneamente el pasado clásico contra el Barcelona lo metió en problemas.
Después de marcar, el astro portugués les hizo gestos a los aficionados catalanes para que se calmaran.
Y además de perder eventualmente el partido (2-1), la estrella del Madrid también podría terminar sancionado por la liga por supuesta provocación y el consiguiente riesgo de incitar a la violencia.
La posible suspensión podría resultar tremendamente inconveniente para un Madrid que todavía no renuncia a la posibilidad de alcanzar al Barsa.
Pero en la historia del deporte ciertamente hay celebraciones más costosas y polémicas. BBC Mundo les recuerda algunas de ellas.
Peter Biaksangzuala, una celebración que costó una vida
En octubre del año pasado Peter Biaksangzuala, de 23 años, marcó un gol y quiso celebrar como el delantero alemán Mirolav Klose con una voltereta.
Pero el jugador del Bethlehem Vengthlang FC de la tercera división india calculó mal su salto y se golpeó la cabeza.
Exámenes practicados en el hospital al que fue llevado de emergencia revelaron una severa lesión de su médula espinal que le terminó costando la vida después de cinco días en cuidados intensivos.
Y aunque el de Bianksangzuala es sin duda un caso extremo, la lista de atletas que se han lesionado celebrando es larga.
Un año antes volteretas similares le causaron una lesión en la rodilla al delantero brasileño Maurides Roque Junior luego de marcar su primer gol como profesional en la liga brasileña.
En 2010, el beisbolista de los Angelinos de Anaheim Kendrys Morales se quebró una pierna al pisar con excesiva fuerza el plato luego de un jonrón con las bases llenas, quedando fuera por el resto de la temporada.
Mientras que el futbolista suizo-portugués Paulo Digo perdió parte de un dedo cuando su anillo matrimonial quedó atrapado en una malla celebrando un gol con los fans en 2004. Y esos son sólo algunos ejemplos.
Mekhissi-Beanabadd: sin medalla de oro por quitarse la camisa
Una celebración excesiva le costó al francés Mahiedini Mekhissi-Beanabadd una medalla de oro en unos campeonatos europeos.
El corredor, de origen argelino, encabezaba la prueba de 3.000 metros con obstáculos en la recta final cuando decidió quitarse la camiseta.
Llegó de primero e inicialmente sólo fue amonestado por el gesto antideportivo.
Pero el equipo español, que tenía un corredor en cuarto lugar, presentó una queja formal y Mekhissi-Benabadd fue eventualmente descalificado, garantizándole un bronce a España.
"No sabía que me podían descalificar por algo así", reconoció luego el atleta. "En todos los deportes uno se puede quitar la camiseta (para celebrar), sólo en atletismo no".
"Pasé de una profunda alegría a una tristeza inmensa", dijo. Para consolarse, conquistó una medalla de oro en los 1.500 metros con obstáculos un par de días más tarde.
Mekhissi-Benabadd no es, sin embargo, el único atleta al que una celebración anticipada le ha costado una victoria.
En 2006, la estadounidense Lindsey Jacobellis sufrió una caída cuando marchaba a la cabeza de la final olímpica de snowboard a campo traviesa.
La razón, según ella misma admitiría después, es que quiso adornar una victoria que parecía segura en uno de los saltos finales.
"Me estaba divirtiendo", explicó Jacobellis, quien finamente se quedó con la medalla de plata.
Fútbol americano: "la jugada que derrotó a la banda"
En Estados Unidos se la conoce simplemente como "la jugada" y es uno de los episodios más memorables en la historia del fútbol americano colegial.
Faltando solo cuatro segundos para el final del tiempo reglamentario, los Cardenales de Stanford se fueron arriba 20-19 en la 85 edición del "Gran Juego" contra sus vecinos de la Universidad de California.
Los Osos Dorados, sin embargo, no necesitaron más para anotar el touchdown de la victoria con la subsecuente devolución, gracias al imaginativo uso de cinco pases laterales y una banda de música.
Porque si la jugada en sí misma ya era digna de pasar a la historia, la precipitada celebración de Stanford la hizo todavía más espectacular.
Efectivamente, convencidos de su victoria, la banda musical de los cardenales entró al terreno en plena jugada.
Y aunque para anotar los atacantes tuvieron que esquivar a defensores y músicos, también se beneficiaron de la confusión.
Fue un resultado tal vez decidido por una celebración anticipada.
Y tanto la celebración como "la jugada" ahora ya son parte del folklore.
Las celebraciones criminales de Robbie Fowler y las Chivas de Guadalajara
Las sanciones por celebraciones excesivas o inapropiadas son, sin duda, las más frecuentes.
Muchas veces su costo no pasa de una sanción económica o algún partido de suspensión, pero algunas se recuerdan por siempre.
El inglés Robbie Fowler, por ejemplo, siempre estará asociado al gesto de esnifar una de las líneas del terreno de juego –como si se tratara de cocaína– luego de marcarle un gol al Everton con el Liverpool.
La gracia le costó una multa de 60.000 libras esterlinas (casi US$90.000 al cambio de hoy) y cuatro partidos de suspensión.
Y si de comportamiento criminal se trata, ahí está también la falsa ejecución en la que participaron dos jugadores de las Chivas de Guadalajara en 2011.
Después de marcarle un gol a Tecos, el delantero Marco Fabián celebró haciendo como que le daba un disparo en la sien a corta distancia a su compañero Alberto "el Venado" Medina.
La celebración no cayó especialmente bien en un país en el que los asesinatos por contrato son un problema demasiado común.
Ambos jugadores fueron multados con 50.000 pesos (menos de US$4.000), pero después de disculparse decidieron pagar el doble de esa cantidad.
El equipo también decidió hacer una donación de un millón de pesos (unos US$80.000 de la época) a un orfanato de Ciudad Juárez, una de las ciudades más afectadas por la violencia narco que los jugadores parecían celebrar.
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