¿Quién controla a los espías de América Latina?
En la última semana, el papel de los servicios de Inteligencia entró de lleno en una de las tramas más complejas y sorprendentes de la historia de Argentina: la muerte del fiscal Alberto Nisman.
La presidenta del país, Cristina Fernández, dijo en televisión estar "convencida" de que Nisman fue asesinado como parte de un complot de inteligencia para perjudicar a su gobierno y anunció la disolución de la actual Secretaría de Inteligencia para crear una nueva agencia.
El fiscal había estado investigando el atentado contra el centro judío de la AMIA de 1994, donde murieron 85 personas. Y sólo días antes de aparecer muerto había acusado al gobierno argentino de intentar encubrir a los supuestos responsables del ataque, algo negado por el ejecutivo.
El mensaje de la mandataria argentina -que reconoció que espías de la Secretaría de Inteligencia (SI) operaban fuera del control del Estado- fue interpretado en el país como una evidencia de lo que muchos temían desde hace años: que en Argentina se había utilizado la SI para el espionaje de rivales y con fines partidistas, en operativos que poco tenían que ver con el interés nacional.
Políticos de todos los partidos, jueces, periodistas y organizaciones profesionales han denunciado la falta de control sobre las operaciones de inteligencia en Argentina.
De hecho, el único órgano con injerencia en este tema, la Comisión Bicameral de Inteligencia –que funciona con mayoría oficialista- está paralizado desde hace un año y sólo se reunió dos veces en 2014.
Pero, ¿están los espías del resto de la región mejor controlados que en Argentina? ¿Qué tanto poder tienen los servicios de inteligencia de otros países y cómo operan?
México
En México tradicionalmente los servicios de inteligencia se han concentrado en las secretarías de Gobernación, de Defensa y en la última década también en la de Marina.
Adicionalmente existe un centro especial de seguimiento a carteles de narcotráfico en la Procuraduría (fiscalía) General de la República (PGR).
En el gobierno anterior (2006-2012) las distintas agencias de inteligencia trabajaron sin coordinarse, y a veces en contradicción en algunos casos, explica Alberto Nájar, periodista de BBC Mundo en México.
Ejemplo de este problema fue el escape de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, de una casa donde tendría una cita en el balneario de Los Cabos en 2012.
El narcotraficante se fugó minutos antes de que llegara un equipo militar a detenerlo. Extraoficialmente supo que evadió el cerco por una filtración de las agencias de inteligencia.
Con el nuevo gobierno de Enrique Peña Nieto se pretende terminar con este problema y por eso se creó el Sistema Nacional de Inteligencia, adscrito a la Secretaría de Gobernación, que oficialmente concentrará toda la información estratégica de las fuerzas armadas, la Policía Federal, PGR y otras dependencias del gobierno federal.
Hasta ahora no está claro si esta nueva superagencia ha funcionado correctamente, pues el golpe más espectacular de este gobierno, la recaptura de El Chapo, se consiguió con información de la DEA.
Y la información de estas agencias no impidió que se mantuviera en el gobierno el exalcalde de Iguala, Guerrero, José Luis Abarca, acusado entre otros de propiciar la desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa Isidro Burgos, el pasado 26 de septiembre.
Brasil
La Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN), fue creada en 1999 y formalmente está bajo el control de la presidenta, Dilma Rousseff, quien nombra a su director.
La ABIN también está bajo supervisión de una comisión del Congreso.
Y aunque ahora está comandada por civiles, muchos de sus agentes trabajaron en los servicios de inteligencia del régimen militar que gobernó el país entre 1964 y 1985 (por entonces llamados Servicio Nacional de Inteligencia.
La ABIN no ha estado exenta de polémicas en los últimos años, explica la corresponsal de BBC Brasil en Brasilia, Mariana Schreiber.
En 2008, su entonces director, Paulo Lacerda, fue despedido cuando se supo que la ABIN intervino irregularmente en un operativo policial contra el banquero Daniel Dantas, espiando a los sospechosos sin la autorización formal de la Justicia.
Incluso uno de los magistrados de la Corte Suprema, Gilmar Mendes, dijo haber sido espiado, aunque no se pudo probar.
Debido a esta intervención de la ABIN, todo el operativo fue considerado ilegal, el líder de la investigación fue condenado y el banquero Dantas quedó en libertad.
Venezuela
El Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) depende del Ministerio del Interior. Fue creado en 2009 por el entonces presidente Hugo Chávez, en reemplazo de la Dirección Nacional de los Servicios de Inteligencia y Prevención (Disip), creada en 1969.
El corresponsal de BBC Mundo en Caracas, Daniel Pardo, asegura que aunque Chávez hizo la reestructuración para evitar que se siguieran cometiendo violaciones a los derechos humanos, el Sebin no ha sido muy diferente a la Disip, según han denunciado varias organizaciones internacionales, entre ellas Amnistía Internacional.
Entre las denuncias se encuentran violaciones a la privacidad de los venezolanos, corrupción y, más recientemente, tratamiento indebidos -incluidas torturas- a los opositores al gobierno que tomaron las calles del país en forma de protesta el año pasado.
Aunque varios funcionarios del Sebin son procesados por su participación en la represión de las protestas, organizaciones de DD.HH. sostienen que aún hay impunidad.
Colombia
Las agencias de espionaje colombianas han sido protagonistas de numerosos escándalos en los últimos años, dice desde Bogotá el corresponsal de BBC Mundo Arturo Wallace.
Durante el gobierno de Álvaro Uribe, por ejemplo, los agentes del ahora desaparecido Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) espiaron ilegalmente a políticos, jueces, diplomáticos extranjeros y otras personalidades; y compartieron información de inteligencia con paramilitares, narcotraficantes y otras bandas criminales, facilitándoles además armas y explosivos al tiempo que también les ayudaban a organizar asesinatos y atentados.
Esto motivó la disolución del DAS en noviembre de 2011 y la creación de la nueva agencia: la Agencia Nacional de Inteligencia (ANIC), formalmente adscrita a la Presidencia de la República y de la que hasta la fecha todavía no se conocen mayores detalles.
Y los problemas con los servicios se seguridad continúan, aunque más recientemente los protagonistas han sido las agencias militares.
En febrero del año pasado, por ejemplo, el jefe de inteligencia del Ejército, general Mauricio Zúñiga, y el director de la Central de Inteligencia de la institución, general Jorge Zuluaga, fueron destituidos luego de que se supiera que militares colombianos habían interceptado ilegalmente las comunicaciones de los principales delegados gubernamentales al proceso de paz con la guerrilla de las FARC.
Y a finales de la semana pasada otros 25 miembros de la Fuerza Pública fueron relevados de sus cargos o desvinculados del servicio activo por el mismo caso.
Cuba
La célebre Dirección de Inteligencia cubana, conocida como el G2, está considerada como uno de los servicios de inteligencia más sofisticados de América Latina.
Durante la Guerra Fría operó bajo la tutela de la KGB soviética, aunque después se convirtió en una agencia autónoma que incluso operó en ocasiones en competencia con los servicios rusos.
Se cree que en su punto álgido el G2 empleó a miles de agentes que operaban en Cuba y en el extranjero.
La agencia trabajó en numerosos países durante la Guerra Fría, como Nicaragua y El Salvador, intentando neutralizar las operaciones de la CIA en Centroamérica.
Aunque se cree que la agencia ha reducido su importancia en los últimos años debido a la escasez de fondos, los servicios de inteligencia han sido un área clave en la cooperación entre Cuba y Venezuela desde la llegada al poder de Hugo Chávez en 1999.
Tanto, asegura el corresponsal de BBC Mundo en La Habana, Will Grant, que la oposición venezolana acusa al gobierno de Caracas de compartir información nacional sensible con un gobierno extranjero.
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