Después de los Olímpicos y el Mundial de Fútbol, ¿cuál es el más importante evento deportivo?
Por sus dimensiones e impacto mediático los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol son indiscutiblemente considerados como las competencias deportivas más grandes a nivel global.
Evento | Asistencia | Atletas | Naciones |
Olímpicos de 2012 | 8.200.000 | 10.903 | 220 |
Mundial de fútbol 2014 | 3.400.000 | 736 | 32 |
Más difícil resulta determinar la especialidad o evento que se lleva la medalla de bronce en este concurso de popularidad internacional.
Ahora, la decisión de otorgarle la sede de los Mundiales Atletismo a Doha en 2019 ha puesto en directa competencia a dos de las disciplinas que afirman ser dueñas de ese disputado tercer lugar.
Y es que, para evitar el agobiante calor del Golfo, la Federación Internacional de Atletismo decidió organizar su estelar evento de ese año a finales de septiembre, justo cuando también está programado el Mundial de Rugby de Japón.
Ambas afirman ser "el tercer acontecimiento deportivo más grande del mundo".
Pero para determinar el ganador también habría que enfrentarlo con otros aspirantes tan disímiles como los Paralímpicos, el Tour de France, los Olímpicos de Invierno, la Copa Ryder de golf o el Súper Bowl, entre otros
Atractivo comercial
Para el profesor Simon Shibli, director de un centro de investigación deportiva de la Universidad de Sheffield Hallam, Inglaterra, promocionarse como la "tercera competencia más grande" representa una oportunidad única de maximizar la venta de derechos comerciales.
"Al afirmar ser la tercera más grande, los promotores se colocan por encima de otras competencias y crean la ilusión de estar en la misma liga que las dos primeras (Olímpicos y Mundial de Fútbol)", indica Shibli.
"Eso es algo muy seductor para potenciales socios comerciales y organismos del sector público".
O como lo pone Gary Verity, responsable de incluir a Yorkshire, Inglaterra, en el arranque del Tour de Francia este año, "decir que eres la undécima competencia más grande del mundo simplemente carece del factor sorpresa".
Y ciertamente no fue el mensaje que Verity llevó a las autoridades cuando solicitó contribuciones para su presupuesto de más de US$40 millones.
"Lo que emocionó a los municipios fue el hecho de tratarse de la prueba más grande del ciclismo. Es única, relativamente barata e increíblemente ambiciosa".
Combinación de factores
El Mundial de Rugby basa su intento de aferrarse a la presea de bronce en una combinación entre el número de naciones participantes, su audiencia televisiva y el número de entradas que vende.
Individualmente en esos renglones el Mundial de Rugby solo queda cerca de las medallas en su proyección de entradas vendidas con 2,5 millones, lo que le daría el cuarto lugar detrás de los Paralímpicos de Londres que alcanzaron en 2012 la suma de 2,7 millones.
"Es el tercer acontecimiento más grande de carácter internacional", intenta clarificar Brett Gosper, director ejecutivo de World Rugby, el órgano rector del deporte.
Para Gosper, el Mundial de Rugby es la culminación de una serie de competencias clasificatorias en un período de cuatro años.
Así que, al hacer sus cuentas, incluye a 102 países que participaron en las eliminatorias para el torneo del próximo año.
¿Pero entonces la final de la Liga de Campeones del fútbol europeo debería ser considerada como el acto final de un torneo de 10 meses? ¿Es el Súper Bowl el último día de un acontecimiento que domina las conversaciones en EE.UU. como nada más fuera de las elecciones presidenciales?
"El problema es que estamos comparando manzanas, naranjas, peras y cocos", apunta Mike Laflin, director ejecutivo de la empresa de análisis empresarial del deporte Sportcal.
"Todas las mediciones son hechas por los propios organismos deportivos relevantes así que no hay una uniformidad".
"Al final terminas con mucha retórica sobre el impacto comercial de un evento, pero la mayoría de nosotros no confía en las cifras, así que hay una falta de credibilidad".
La ilusión televisiva
Y esa credibilidad luce aún más cuestionada en el fantasioso mundo de las cifras televisivas.
Tomemos, por ejemplo, el Mundial de Rugby y su afirmación de tener una audiencia global acumulada de 4.000 millones.
Desglosando ese total serían 87,5 millones por partido, algo que luce exagerado para un deporte con apenas 3.000 jugadores registrados en China, 24.000 en India, 670 en Indonesia, 16.000 en Brasil, 7.000 en Pakistán, 800 en Nigeria y una cifra desconocida en Bangladesh. Es decir, 51.470 jugadores en países que, juntos, poseen la mitad de la población del planeta.
Al preguntarle cómo era posible que un deporte con un atractivo global tan fragmentado generara tales enormes audiencias, el director del Mundial de Rugby, Alan Gilpin, dice que más de 20.000 horas de cobertura se generarían del torneo del próximo año para 200 países, incluyendo, por primera vez, Groenlandia (población 56.483).
Presionado para que sea más específico Gilfin responde, intentando evitar una sonrisa. "Está basado en el número de segmentos que la gente mira y es la misma medida métrica que todo el mundo utiliza".
Un segmento, por si se lo está preguntando, es una persona mirando durante 20 minutos, así que es posible que 25 millones de personas puedan representar un audiencia de 100 millones. Eso sigue luciendo exagerado para un partido, por ejemplo, entre Tonga y Georgia.
Pero Gilpin tiene razón. Todo el mundo lo hace. La última vez que un torneo grande de fútbol se escenificó en Inglaterra, la Eurocopa 96, se dijo que la audiencia fue de 6.700 millones, el Tour de Francia habla de 3.500 millones de televidentes y algunas excitables fuentes chinas sugirieron que unas 4.000 millones vieron la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpios de Pekín en 2008.
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