Comienza en Alemania histórico juicio contra célula neonazi
El grupo asesinó a 10 personas desde el 2000 al 2011. La canciller Angela Merkel dijo que los crímenes son una “vergüenza” para el país
(Reuters)
Berlín (DPA) . ¿Cómo pudo actuar una célula terrorista neonazi durante años en Alemania ? ¿Qué ayuda recibieron para llevar a cabo sus crímenes? Éstas son sólo algunas de las preguntas que intentarán esclarecer en el histórico juicio que comienza el próximo 6 de mayo contra la célula acusada de asesinar a diez personas.
Los familiares de las víctimas asesinadas a manos del trío neonazi “Resistencia Nacionalsocialista” (NSU) buscan una explicación para poder continuar con sus vidas y tienen todas sus esperanzas puestas en este juicio, que tuvo que ser aplazado hace dos semanas por la polémica en torno al sistema de acreditaciones de prensa tras dejar fuera a los periodistas turcos.
El dolor de los familiares de los ocho inmigrantes turcos, un griego y una policía no pudo ser atenuado tras el entierro de sus seres queridos. Las investigaciones policiales los situaron, en muchos casos, en el centro de los considerados durante mucho tiempo como crímenes de honor o de la mafia turca y tuvieron que vivir durante años preguntándose si esas acusaciones tendrían algo de cierto.
“Me gustaría poder decir de verdad después del juicio: Ahora puedo cerrar esta etapa y puedo realmente volver a comenzar mi vida”, declaró Semiya Simsek, la hija de la primera víctima de la célula y autora del libro “Patria dolorosa. Alemania y el asesinato de mi padre”.
La ineficacia de los servicios secretos alemanes, que subestimaron sistemáticamente la escena de la extrema derecha en el país, posibilitó que el trío formado por Beate Zschäpe, Uwe Mundlos y Uwe Böhnardt, pudiera actuar impunemente desde el año 2000 cuando asesinaron a su primera víctima -un florista turco de 38 años- hasta el 4 de noviembre de 2011, cuando perpetraron su último robo.
VERGÜENZA
“Es una desgracia, una vergüenza para Alemania”, declaró la canciller alemana, Angela Merkel, mientras se iban filtrando los errores en la investigación. “Haremos todo lo necesario para investigarlo”, afirmó entonces.
Desde el 4 de noviembre de 2011, cuando aparecieron los cuerpos sin vida de Uwe Mundlos y Uwe Böhnhardt en una autocaravana incendiada en la localidad de Eisenach Stregda, hasta el día del juicio contra la única superviviente del trío y cuatro de sus cómplices, ha llovido mucho.
Las investigaciones fueron arrojando poco a poco luz sobre uno de los mayores escándalos de un país muy sensible a la violencia de la extrema derecha debido a su pasado en la Segunda Guerra Mundial.
Los medios de comunicación se llenaron de informaciones en torno a la NSU: desde un macabro vídeo de la pantera rosa con imágenes de los asesinatos hasta la destrucción de miles de documentos a manos de los servicios secretos alemanes después de que Beate Zschäpe se entregara a la policía, pasando por las informaciones que apuntaban a que la célula terrorista se financió a costa de las arcas del Estado alemán gracias al gran número de informantes en los círculos neonazis.
Los alemanes fueron siguiendo en los medios de comunicación toda una historia propia de una película de terroristas y espías de serie B sin dejar de preguntarse cómo fue posible que eso ocurriera en su país.
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